¡Y parece que los hados han tenido a bien dejarnos jugar al
golf! Después de que Eolo descargase toda su ira sobre los que jugamos el fin
de semana pasado en Valdeluz, hoy los dioses se han apiadado de todos los
jugadores y han decidido que ya era suficiente castigo la dificultad intrínseca
de Retamares. Así que ni cortos ni perezosos veintitrés jugadores
discapacitados nos hemos dirigido hacia el tee del 1 con la esperanza de jugar
al golf, divertirnos y pasar un buen rato en grata y amigable compañía.
Golpe va,
golpe viene; driver al centro de la calle y “slice” monumental que envía la
bola fuera de límites; putt kilométrico enchufado para salvar un puntito y otro
de veinte centímetros para “birdie” fallado inexplicablemente; hierro 7 al
centro del green desde 130 metros y hierro 8 con un capón que envía la bola
rodando veinticinco metros delante. Así fue transcurriendo la jornada.
Golfistas, ¿os suena esto? Pues eso fue lo que nos pasó a todos. A algunos más
y a otros menos: Saturnino llevándose el trofeo stableford con 37 puntazos;
Felipe, que obtuvo el “scratch”; y Ricardo, segundo “stableford” con 36 puntos
fueron los más, los que mejor jugaron. Otros, no lo hicimos tan bien, pero eso
no se publica, que un mal día lo tiene cualquiera.
Y seguimos
nuestro circuito: el sábado al Jardín de Aranjuez. ¡A ver si no nos llueve,
porque las previsiones no son excesivamente halagüeñas¡ Pero, bueno, es lo que
tiene jugar al golf, que, como dicen los escoceses “... es un deporte al que se
puede jugar, incluso cuando hace sol”.
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