Un día de golf
con sol, viento y buena compañía en los
Ángeles de San Rafael
El autor
irlandés John Boyne escribió "El
niño con el pijama de rayas",
novela traducida a 30 idiomas de la que se han vendido más de cinco
millones de ejemplares en todo el mundo,
y aunque cuenta una historia dramática que no se presta a ninguna broma,
este pasado sábado día 7, me imaginaba yo la de pijamas a rayas que se podrían
haber hecho con algunas de las tarjetas entregadas al final del campeonato .
Los que
conocíamos el campo hablábamos de lo complicado que resulta hacer algo decente
a lo largo de sus 18 hoyos, que era una forma de ponernos la venda antes de
recibir la pedrada de un resultado no demasiado bueno. Yo he jugado unas
cuantas veces allí con otros amigos y un día juré que no volvería porque estaba
harto de perder bolas por el terreno del difunto Jesús Gil y Gil, pero como no me importa desdecirme de este
tipo de compromisos, he regresado con mis nuevos amigos de golf adaptado,
convencido de que un par de buenos golpes por hoyo compensan de otros
disgustos.
En el primer
hoyo - el hoyo 10 - Víctor y yo hicimos cinco golpes y aunque él salió con su driver y yo con un híbrido 3 me
superó sólo en unos diez metros. Eso hizo que me sintiera como el rey del mambo pero la cruda realidad
no tardó mucho en bajarme los humos. Estoy convencido de que yo soy de los que
gastan los buenos golpes al
principio y luego sólo me quedan los que
me ponen de peor humor. Algunos dicen
que los primeros nueve hoyos son para ir calentando y del 10 al 18 es el
momento de demostrar que los gitanos tienen razón cuando afirman que no quieren
buenos principios para sus hijos
Magín Lozano
temía que llegaramos al hoyo 15 porque aunque tiene un trazado que a mi me
gusta, es especialmente complicado, y
mientras yo intentaba inútilmente encontrar una de mis bolas perdidas los demás
acabaron el hoyo . Víctor Santos, fiel a su estilo, jugaba con seguridad y marcaba su estilo con
una gran pegada, pensaba que íbamos
despacio y Jesús María Torre no se podía
creer que aquel día ni fuese su día y unos hoyos después pensó que lo mejor que
podía hacer era irse a una fiesta que tenía programada en Toledo.
Siempre queremos hacer lo mas dificil |
No os cuento el
resto de los hoyos porque no os lo vais a creer y otros vais a desconfiar,
así que os diré que lo pasamos bien que es de lo que se trataba.
Del resto de los
partidos apenas os puedo contar nada, pero al final nos enteramos de quienes
fueron los campeones que recibieron sus trofeos correspondientes.
El ganador en primera categoría fue Felipe Herranz con 35 putos, en 2ª posición José Fernando Fernández y José María Heras fue el vencedor en 2ª categoría
Una buena idea
de Pablo Cabanillas fue la de recuperar
el premio al "forrabolas", que es un mérito que hay que reconocerle a quien lo gana porque es casi
tan difícil ser el primero de la competición como quedar el último . El honor
le correspondió a Carlos Morales que le quitó ese galardón a Pepe Calvo que
lleva tiempo peleando porque nadie le
robe ese puesto. Yo hace un par de campeonatos estuve a punto de ganarlo.
Premio forrabolas |
El cochinillo en
el restaurante de Los Ángeles de San Rafael, que tiene una estrella Michelín,
estuvo rico, rico, rico, y la compañía fue lo mejor. Como conclusión es de
justicia decir que los campeonatos que hacemos en golf adaptado tienen la
habilidad de igualar a los buenos y a los que tenemos el hándicap más alto, y
eso sucede siempre a la hora de comer porque a todos nos sirven lo mismo
y cuando se rifan los regalos porque en esos momentos lo importante es la
suerte y no la habilidad que cada uno tenga con el driver. Sin embargo tengo
que reconocer que todos aspiramos a jugar cada día mejor y a dar golpes que nos
alteren el ritmo cardíaco, aunque al final disimulemos diciendo esa verdad a
medias que señala que " lo importante es participar ".
Juan Badia con el Eagle de la jornada |
Crónica realizada por Diego Armario.
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